Cuentas de ahorro médico

El seguro de salud es una necesidad de todos. Asimismo, a todos nos gusta ahorrar dinero y reducir nuestros impuestos. Las cuentas de ahorro médico (HSA) pueden ayudarte a cumplir ambas metas.

Las cuentas de ahorro médico, creadas por la ley federal en 2003, son cuentas de ahorros personales con beneficios impositivos para usar en gastos de salud. El congreso ha creado estas cuentas con algunos objetivos: incentivar a todos los ciudadanos a tener un seguro de asistencia médica y ahorrar para los gastos médicos, reducir los costos de atención médica y promover el empoderamiento ciudadano en cuanto a sus gastos en el sistema de salud. Las HSA son similares, en muchas formas, a una cuenta de retiro para la atención médica.

Una HSA funciona junto a un plan de seguro médico de deducible alto (HDHP, por sus siglas en inglés), un grupo de pólizas de seguro de salud que, en general, dejan los primeros miles en gastos de salud a cargo del participante. Por lo general, estos HDHP tienen primas mensuales más bajas que las pólizas del seguro de salud tradicional. Debes tener un HDHP a fin de ser elegible para una HSA. Las HSA no están disponibles para quienes estén inscritos en Medicare.

En 2017, el deducible debe ser de al menos $1,300 para individuos o de $2,600 para familias. Además, los gastos varios anuales no pueden superar los $6,550 para una persona o los $13,100 para una familia, incluidos los deducibles y copagos (pero no las primas).

Los individuos pueden comprar pólizas con deducibles altos por sí mismos o a través de sus empleadores. Si te interesa abrir una HSA, puedes hablar con tu empleador o proveedor de seguro para saber si tu plan de seguro de salud reúne las condiciones.

Si calificas, entonces puedes establecer una HSA con una institución financiera, hacer contribuciones deducibles de impuestos a la HSA y usar fondos de la HSA para pagar gastos médicos que tu HDHP no cubra. Los fondos de la HSA están libres de impuestos hasta que se los retira y no son gravables siempre que se los utilice para gastos de cuidados de salud que califiquen. Las distribuciones que no se usan para gastos calificados están sujetas al impuesto sobre la renta regular y a una penalización del 10 por ciento.

Muchas instituciones financieras ofrecen HSA. Por lo general, la cuenta funciona como una cuenta de cheques que genera intereses con una tarjeta de débito que puedes usar para pagar los gastos médicos. También hay HSA disponibles en algunas empresas de inversión y compañías de fondos mutuos de inversión que te permiten invertir los fondos en la HSA.

El IRS establece el monto que puedes contribuir a una HSA y tomar como un gasto deducible de impuestos. Tu nivel de ingresos, tipo de ingresos o si desglosas o no tus deducciones no afecta los límites.

Para 2017, el límite de contribución es de $3,350 para individuos y de $6,750 para quienes tienen cobertura familiar. Además, para 2017, un individuo a partir de los 55 años puede hacer una contribución adicional de $1,000. Si ambos cónyuges son mayores de 55 años, el límite de contribución adicional es de $2,000.

Una vez que creas y colocas fondos en una HSA, puedes tomar las distribuciones de allí para pagar o reembolsar los costos que reúnan las condiciones de los cuidados de salud que tu seguro no cubra. La definición de los costos que reúnen las condiciones de los cuidados de salud es similar a la que el IRS usa para determinar si un gasto califica como una deducción detallada para tu declaración de impuestos.

Con un acuerdo de HDHP y HSA, tu seguro médico cubrirá gastos importantes y tú obtendrás una deducción de impuestos para tus contribuciones de la HSA. Los fondos de la HSA están libres de impuestos y tendrás los fondos disponibles para gastos médicos actuales y futuros que tu seguro no cubra.

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