Creamos un ambiente acogedor que a nuestros clientes les encanta
John Jenkins sabe de café.
Lleva más de 36 años en la empresa y, aunque ha visto cómo las tendencias van y vienen, lo que no cambia en The Laughing Goat es la gente.
"Una cafetería, si realmente lo es, permite disfrutar del placer de profundizar en el estudio y la valoración de la gente", explica Jenkins. "El amor y la fascinación por la gente, la vida y la psicología humana".
Jenkins es propietario y director de The Laughing Goat desde hace 17 años, pero sus raíces en el sector se remontan a cuando servía café en la legendaria cafetería bohemia Penny Lane.
"Cuando el propietario se jubiló, quise hacer un aporte a la comunidad que llenara ese vacío y respondiera a la necesidad de vinculación".
¿Pero por qué quedarse en Boulder? Jenkins bromea al contar que vino a Boulder solo a pasar la tarde con su hermano, pero se encontró con una energía única.
"Supe que era mi destino", afirma. "Vine a pasar el día y me quedé. Boulder es un lugar sagrado y especial. Es un privilegio vivir aquí, y nunca lo doy por sentado".
Combina esa actitud positiva con unos empleados estupendos y una experiencia excepcional repleta de productos, música y arte excepcionales y sabrás por qué The Laughing Goat es un éxito.
"Buena gente, buena energía y mucho trabajo", afirma Jenkins. "Hemos creado un ambiente acogedor que a nuestros clientes les encanta. Estamos muy orgullosos de nuestra energía".
Para saber más sobre The Laughing Goat, visita https://www.thelaughinggoat.com/ o pasa por alguna de sus tres sucursales en Boulder para tomar una taza de café caliente.